“Por fin una buena”, repetían los hijos del juez de Menores Héctor Agustín Aráoz tras el fallo que envió a Ema Gómez a la cárcel de Mujeres. Habían llegado con pocas esperanzas a la audiencia de ayer, luego de que el martes se declarara la prescripción de la acción penal en contra del ex comisario Rodolfo Domínguez, a quien la Corte Suprema había encontrado responsable penalmente del encubrimiento del crimen.
“Es una buena, pero sabemos que hay que seguir y esperar que efectivamente se cumpla la prisión”, acotó Joaquina Aráoz. “Pero es algo bueno”, la interrumpió su hermano Solano Aráoz. Siete de los nueve hijos del juez de Menores estuvieron presentes cuando se leyó que Gómez era condenada a prisión perpetua y que se ordenaba su inmediato traslado a la Unidad Penitenciaria 4, en Banda del Río Salí.
“Es el principio de un capítulo que empieza a cerrar. Pero sólo el principio, porque aún nos falta que lo atrapen a (Darío) Pérez y vamos plantear a la Corte que revea la prescripción que favoreció a Domínguez”, anticipó Rodolfo Aráoz.
Cuando se realizó el debate oral por el crimen en 2011, los hijos del juez esperaban que Gómez sea condenada por homicidio agravado por ensañamiento, pero el tribunal consideró que se trataba de un homicidio simple y fijó una pena de 13 años. “Esperábamos la prisión perpetua, y se dio recién ahora”, comentó Solano. “Para nosotros no termina acá, pero nos sirve para cargar energías. Nosotros queremos llegar hasta el final, no nos importa cuántas piedras haya en el camino”, añadió Joaquina.